El vivir nos trae platos de gusto y otros de difícil digestión: «¡y esto cómo nos lo comemos?», exclamamos. El caso es que, sea como sea, hemos de hacerlo: y por si fuera poco, ¡a veces hasta tenemos que cocinarlo y servirlo!
Cuántas veces tenemos que hacer filigranas con lo que tenemos en la despensa para preparar algo comestible. Y no hablamos de legumbre, harina ni huevos. Sino de capacidades, emociones, perspectivas… ¿Cómo cocinar lo que tenemos? ¿Cocina rápida o fuego lento? ¿Vapor o frito? Claro que igual mejor en crudo, ¿no?
Elegir bien las materias primas y no olvidar condimentos y especias a la hora de redefinir un plato. Bien que lo aprendemos cuando conviene comenzar a comer sin sal, ¿verdad?
Muchos coinciden en opinar que cocinar para uno solo da mucha pereza. Pero a veces no queda otra. Y cuando el número de comensales es incierto, conviene algo que sea de buen repartir…
Cocina de supervivencia y delicatessen. Cocina casera, cocina de autor, cocina nutritiva, cocina sanadora… ¡Seguro que hay alguna para cada momento de la vida por el que estemos pasando!
Un curso para aprender a cocinar la vida y hacerla lo más sabrosa posible.
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